Empatía



Es mejor de noche, su manto me vuelve invisible, la ciudad está vacía, sus miradas no me encuentran, la verdad de mi existencia a oscuras. Nadie, un nadie. Vengo de lejos, la ciudad me expulsa por definición, la penetro igual, esa es mi conquista, cual vasta madre me da de comer y me arroja de sí, cada noche deambulo por su útero de cemento, brea y desolación, me nutro de su placenta de descartes y sobras de quienes le habitan el día. No me ven ni aunque me miren de frente, soy parte de un paisaje natural, cotidiano, mi existir es indiferente a pesar del carro tirado cual buey, de la suciedad que en la piel me dibujan los tachos hurgados por horas, de mi ropa rota, de mi mirada hambrienta y atenta a cada detalle para no perder nada, de mi cuerpo brillante de sudor a pesar del frío y del calor. El desvío de las miradas no es nada, a veces la sostienen y también nada. Sigo, es mío el silencio, es toda mía la sangre placentaria que alimentan con desdén, es mía esta noche, cada noche. Soy el terror en sus espejos. Su pesadilla.

Obra: Empatía de Jorge Araldi

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