Brindar por la muerte

 

LA MURALLA

(Un monólogo anacrónico posible)


Recuerdo todavía que nosotros, niños aún,

 nos agrupábamos en el jardín del maestro para levantar con piedritas una especie de muro,

 y que el maestro se remangaba la túnica, arremetía contra el muro,

lo hacía pedazos y vociferaba tan fuertes reproches acerca de la fragilidad de la obra

 que nosotros huíamos llorando en busca de nuestros padres.

Franz Kafka, La Muralla China

 

Ya está Negro, ya lo hice. Era lo que tenía que hacer al final. Era lo mejor. Ahora estoy más tranquilo ¿sabés? Tranquilo como tiene que estar un tipo. Ella quizá piensa que soy eso que dicen ahora, un macho patriarcal. Viste lo que piensan las minas, no se entiende Negro. Pero mirá que me atrae toda la perorata feminista. Las minas empoderadas me calientan. Pero después viste lo que pasa. Las querés atar, porque una vez que te conquistan ¿qué sabés? Tan empoderada estás que ¿qué vas a hacer?, ¿vas a andar por ahí? No pude con eso Negro. La mina era impresionante. Pero no era una de esas minas con el discursito que te meten por el culo, no. Esta mina lo que te metía en el culo eran sus dedos, el discurso no lo exponía, no lo andaba cantando, lo vivía, lo vivía entero. Estuve como loco Negro. Como nunca. Las historias de amor son en las películas, o en los libros, sabía que los poetas sí las habrían vivido porque si no fijate, ¿la poesía qué carajo es?, ¿el arte de dónde sale si no es de alguien desgarrado por un sentimiento? No existiría. Lo sabía, pensaba que era posible pero ¿cómo eso me iba a pasar a mí? No. No me jodan. Eso es cosa de otro mundo. O de putos ¿viste? Los putos se enamoran, los flojos; los tipos no, y si se enamora un tipo es para escribir libros o música o pintar; pero solo y desgarrado y en alguna habitación rodeado de botellas con una heladera vacía y mugre por todos lados; el amor no se vive Negro. Vos sabés. Los tipos no vivimos el amor, lo ponemos en duda siempre, es lo que hay que hacer. Cuando estamos cerca de eso rajamos, el puto acecha por dentro y nos pone a temblar. ¡Qué carajo Negro! ¿Qué es toda esa mierda? Alguien nos la metió bien adentro mientras mirábamos para otro lado, pero no como ella sus dedos, no, eso era exquisito hermano, esto es de pesadilla, es algo que se nos coló por la retaguardia, pero al final se nos enquistó en la cabeza y en el pecho y se quedó ahí como si fuera la Muralla China y no podés ir al otro lado aunque quieras, aunque el otro lado no deje de llamarte como canto de sirena y en ese canto digae cantoantando,  que ahí estás vos, que ahí está ese que querías ser, y yo quería, pero no podés, no te deja sentir. Ya sé Negro, sentir está prohibido, qué lo parió, los tipos tenemos que poder matar ¿no?, nos estafaron mal, nos arrebataron algo invaluable. Es eso ¿entendés? Está la muralla y te ponés a espiar del otro lado y nada. No se ve nada. Estás con una venda en los ojos como en el cuarto oscuro buscando a los que se escondieron, esperando tocar sin querer una pierna, una teta o un culo y que alguien grite y te saque de la ceguera. Esta mina lo hizo Negro, me mató, me contaba todo lo que había del otro lado y como te digo no eran palabras nomás, la tipa estaba del otro lado, vivía ahí, se venía para este lado me empapaba de todo, sonaba a pureza, a belleza y volvía al otro lado a su antojo, era pura invitación. Te juro que estuve escalando la Muralla un tiempo largo, la tipa tenía la medida justa de poder y fragilidad Negro. No me creas si no te lo aguantás, te voy a entender, yo mismo no lo aguanté pero lo sé, la mina tenía, y además de tener, quería, me quería, la perfecta locura, lo que no queremos creer. La vi temblar en mis brazos y llorar y luego irse porque la muralla me resultó tan alta que me quedé gritando que no flaca, que no, que ahí no voy, no me deja la sangre, no me deja la historia, no me deja la imagen de los viejos ni mi jermu, la que manejo como quiero, la que me caga a puteadas a los gritos y me hace sentir siempre una mierda pero después me perdona todo porque no puede vivir sin mí, ahí me muevo como pez en el agua, ¡qué bien nado carajo!, desbordo poder, no hay ola que me tumbe, si me vieras…, y cuando me enoja en serio o me aburro, me consigo una bajada de caña por ahí y no me importa de quién se trate, y ¡qué bien se siente! ¿no Negro? Vos lo sabés bien, es lo que hacemos siempre. Me decías que espere, que vaya despacio. Me tendría que haber zambullido con los ojos cerrados en verdad, estas cosas no pasan más que una vez en la vida, lo sabe todo el mundo, ¡todo el mundo! Una desgracia Negro. Brindemos dale, vino siempre hay, brindemos porque ahora estoy tranquilo y va a durar la eternidad y estar tranquilo en la eternidad es invaluable, ya está, salud Negro. Brindemos porque tuve la película entre mis manos y la tiré al tacho de las mentiras, ¡la puta madre! La tuve hermano. Estaba ahí. La mina argumentaba como un juez, pero sus sentencias invitaban ¿sabés? No juzgaban. Y lo que era entrarle Negro, lo que era entrarle a esa mina. Temblaba yo también. Me sacudía el alma. Pensaba que no la tenía, o me había olvidado que la tenía, pero me la sacudió, la vi de frente. Me cagué todo. Venía escalando la muralla, ¡hasta me fui de casa Negro!, estaba llegando casi a agarrarme de los pilares de la cima y no te imaginás, se me ocurre mirar para abajo, le quité la mirada, miré para atrás, el colchón viejo…, vi todo nublado, había mucha bruma, no veía el piso hermano, casi me muero, no lo soporté ¿entendés? No lo soporté ¿y no voy y me suelto che? Y empecé a volver piedra por piedra de la pared despacio, cauto como toda la puta vida, tibio como mis bolas, hasta que llegué al colchón hundido de la vieja Negro. A agarrar esas caderas anchas que no deseo con la mente en la otra mina y a sentirme un triunfador porque esas caderas no vuelan hermano porque están en tierra y yo las sostengo aunque mi alma no esté, aunque tenga que cerrar los ojos y desaparecer, son las caderas que sé cómo agarrar aunque al final me aplasten. Obligué a la mina a ser un sueño, la taché, la expulsé de la realidad, ¿qué carajo la iba a dejar que fuera verdad?, dejé claro que mandaba yo Negro, como se debe, vos flaca a vivir en mis sueños, por acá no vuelvas más ¿Cómo iba a hacer si no podía atarla a la pata de la cama para que me putee y después me abrace porque la suelto un rato para que vea el cielo? Vos no sos de verdad nena, no jodas, no me podés venir con eso. Estamos podridos Negro. Ella era todo lo que estaba bien. Y en el fondo sé que si me agarraba de los pilares y saltaba al techo de la muralla la mina me daba la mano, iba a caminar conmigo como vos ahora, había veces que hacía silencios como el tuyo, me respetaba ¿sabés? Me escuchaba, atendía mis razones, fue demasiado. Yo no le creía ¿cómo le iba a creer? Me lo pasaba esperando que descubra lo que en verdad era, que se diera cuenta que no valgo un peso, que no la merecía, pero aún ahora que se fue ni duda que sigue pensando lo contrario, ¿eso es amor Negro? ¿Cómo carajo hace la mina? Vos sabés quién soy. Tenía que defraudarla ¿entendés? ¿Qué otra cosa podía hacer? No podía permitir que siguiera creyendo en mí, eso no debía ser verdad, la película es película, eso pasa sólo en la poesía, en la tierra no, rajá de acá flaca, desaparecé, volvé a los sueños imposibles, ahí te manejo bien, ahí te tengo donde quiero. Encima tenía esa cosa de compañero Negro, lo que uno sabe desear. Yo era este disfraz que ves pero ella veía lo que yo quería ser, con ella era posible hermano. Me asustó el puto que acecha por dentro, al que hay que ningunear, el flojo que se enamora, que llora, tiembla y entrega, me asustó, lo conocí y a ella le encantaba, la tuve que poner en vereda. Tenía el pez en el anzuelo y en vez de tirar fuerte y enrollar el riel me puse a mirar las ondas luminosas que dejaba en el agua hasta que se soltó, supe que no se iba a aguantar la pecera, ese pez tiraba del anzuelo enloquecido y me invitaba al agua, me quedé en la orilla Negro, me quedé ahí mirando como en sueños mi propio naufragio y al final a la mina la dejé nadando sola, caminando sola por la muralla y un día va a haber un tipo que se le anime a los pilares y ella va tenderle la mano para caminar. Me quedé con eso Negro. ¿Cómo sigo ahora? Le desaparecí a mi propio sueño hermano. Le hice un feo del que no sé si se vuelve. ¿Se vuelve? El puto se escondió para que no lo encuentre a pesar de que llegué a quererlo. Empecé a abrazarlo a pedirle que se quede, que se la banque, que me haga la segunda, le hablé mucho, le dije que sí, que estaba bien aparecer, que le iba a ir bien, que se deje llevar nomás carajo. Dejate llevar, la mina es buena madera, no hace otra cosa que mostrártelo, no para de tirar del anzuelo, saltá, nadá, mostrá, vos de pendejo sabías nadar, dale, dejá de esconderte, aparecé, bancatelá. No pudo Negro. Dejarse llevar no es de tipos ¿no? Toda esa cosa que nos prohibieron me ganó justo cuando había empezado a horadarla. Ahora no lo encuentro al tipo sensible ese, me dejó solo, ni siquiera me acuerdo cómo era, no me acuerdo nada, es decir, me acuerdo todo, pero no siento nada ya, ¿lo maté? ¿O sólo se escondió? ¿Va a volver? Me aferré a esas malditas caderas que manejo a mi antojo de aburrido. Las que até a la cama de la que abomino, en la que no duermo, en la que nunca voy a dormir porque viste que es de noche cuando te asalta el sueño. Tengo que cerrar los ojos Negro y sacudir mucho la cabeza, siempre lidiando con la misma mierda. Servite otra ronda, no soporto el olor del mundo ¿qué nos hicieron? La mina me avisó que estaba dando lo último. Me avisó. Me dijo que esa mano que me tendía para el salto final era lo que le quedaba, que ya no tenía resto, que dejara de mirar para abajo, que no podía con el peso. Ese ‘no puedo’ Negro me aniquila, no lo quise escuchar, es lo que te decía, el poder y la fragilidad, era de verdad la tipa. Me lo dijo todo. No le quise creer imaginate. Creer que me iba a soltar cuando estaba agarrado a los pilares, no flaca, vos de acá no te vas, vos te quedás atada para siempre a mi mano pidiendo que salte, para siempre, como si fuera ésta la escena que elegiste para eternizar en la máquina de Morel, porque llegué hasta acá y me debés omnipotencia y la humillación de que no te mire, ahí te quedás quietita con mi mano temblando y mi mirada hacia atrás. Me soltó Negro. Era libre la mina al final, no se iba a quedar con un tipo aferrado al borde de la cima mientras mirara para otro lado. Y lo bien que hizo. ¿Qué mierda se iba a quedar haciendo ahí sin caminar? ¿Mirando a un tipo estaqueado en un punto fijo? ¡Fijate lo que le pedía!, no entendí, me perdí. Servite otra ronda Negro, por favor, servite todas las rondas que haya hasta que las botellas del mundo se acaben hermano, brindemos a la salud de mi querida tranquilidad, de esta muerte tibia y acogedora. Es lo que queda, el presidio que elegí, la farsa que abracé, la bosta que nos aplasta desde siempre, lo que no se puede negar, ni desaparecer, ¿cómo dicen ahora? ¿deconstruir?, qué carajo, ¿cómo es eso?, ¡por favor! Mejor salir con vos de pesca, como siempre, a sacar peces mansos, esos que de sólo oler la carnada saltan a la orilla, esos que después devolvemos al agua por hastío, por abundancia, por repugnancia de nosotros mismos, salgamos a pescar Negro, hagamos la de siempre, esa la tenemos aceitada, milenios de lo mismo, seguridad total, no hay sorpresas, ni preguntas, me canso de las preguntas, vamos, dale, acompañame. O acaso pensás que si trepo la muralla otra vez, y llego arriba, y salto los pilares abrazado al tipo sensible que abandoné, y la mina de casualidad pasa, y me ve, y me tiende la mano, y yo no le suelto más la mirada, y me aferro al sueño, y me tiro en las ondas luminosas del agua a nadar con ella y le sostengo fuerte la mano, acaso pensás… ¿qué decís Negro?, será que… ¿Se acabó el vino che?

Comentarios

  1. Respeto la tibieza de la gente, todos alguna vez actuamos así.. pero al leer la trepada y "destrepada" de los muros....(como soy yo, y me conoces) seguro le pegó una patada ninja al llegar arriba para que no quiera asomarse más. A no ser que vea, que se va a tirar de cabeza y ahí...amiga si le doy la mano...como siempre tu escritura visceral, humana llena de pasión contenida; me despierta los demonios que trato de contener por sanidad...vos los llevas a las palabras encontradas. Gracias!

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