Un camalote en el río, una botella al mar
( Publicado en Facebook el 26-10-2022)
Pongo estos
seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.
Mario
Benedetti
Hay una flama con intención militante que no se
apaga. Cada tanto comparezco ante movimientos para plegarme y luego me aparto
porque siempre las camisetas me resultan ajustadas, pero allí sigue, invariablemente
prendida. El sábado fui a la Biblioteca Nacional porque iba a tener lugar lo
que dieron en llamar “Asambleas Horacianas” (Espacio Abierto), evocando el
pensamiento de Horacio González sobre las instancias colectivas. Fui también
porque no logro curarme de su pérdida, de su ausencia de pensamiento sobre la
realidad, de la falta de su mirada, de su voz amable, de su reflexión elevada, de
su saber compartido, de la conmoción que era leerlo en el cotidiano, de su
vuelo poético, del anhelo por sus artículos, pensé que al menos podría
extrañarlo junto a otrxs. Llevaba conmigo además, la idea de una acción. Los
avatares de mi día hicieron que llegara con la asamblea comenzada, razón por la
cual no me anoté en la lista de oradores. Tampoco pude quedarme hasta el final
para tomar la palabra luego de que todos terminaran. Lo hago acá y ahora porque
desde el sábado que visito los muros de los participantes de la asamblea que
conozco y no encontré una sola palabra al respecto. No sé si lograron escribir algo
o armar comisiones de trabajo, sólo sé cuándo es la próxima, nada más. Ojalá
alguno lea esto y pueda responderme. No intento el goce de la queja virtual, ni
el descargo, tampoco dejar volcadas acá mis palabras cual sentencias. Lo que
intento, como ya hice otras veces, es tirar una botella a este mar virtual y
ver si alguien con el poder de convocatoria adecuado la encuentra, se
identifica con su contenido y usa ese poder. Otras veces que lo hice fracasé,
la que más me apena fue la intervención urbana artística por Milagro Sala. Apenas
la apresaron quise reunir una cantidad de personas lo suficientemente grande
como para hacer una cabeza de Milagro gigante y de arcilla en la Plaza de Mayo,
dejar que el sol y la lluvia la fueran quebrando y derruyendo como alegoría de
lo que vive aún hoy encarcelada e ir cada domingo a restaurarla, a cuidarla
entre todos, a provocar su flamante reaparecer cual empecinado Fenix. Muchos
saben que mientras convocaba semanalmente sin éxito, fui durante dieciséis domingos.
La hacía pequeña, una por domingo y las iba clavando en la valla con la que
Macri separaba a La Rosada del pueblo. Hoy Milagro sigue presa y me pregunto si
hubiéramos sido muchos y si la idea se realizaba tal y como fue gestada y esa
cabeza gigante estuviera hoy ahí, ¿seguiría ahí? ¿habría interpelado al menos,
sino al anterior, a este gobierno cuando asumiera? No lo sabremos nunca.
Vuelvo a intentarlo. El desconcierto mayor que
aparecía en las disertaciones que pude escuchar el sábado estaba anclado en la
pregunta ¿qué hacer? dado que cualquier acción que pudiera pensarse en
consonancia con un reclamo a nuestro gobierno abonaba al terreno opositor,
cualquier movimiento sería tomado como una ruptura interna que podía ser
utilizado en favor de la vereda de enfrente. Mi mente me dictó, pensamiento
binario, grieta. ¿Acaso no tenemos ya a Massa como Ministro de Economía
aplicando un ajuste liberal ortodoxo al punto que los mismos liberales lo
aplauden? ¿No tenemos un pacto con el FMI? ¿No tenemos una presa política sin
juicio? ¿No tenemos ya abuelos que no cubren la canasta básica? ¿No están todos
los medios monopólicos hablando de la grieta interna? A pesar de ello, el miedo
hacía su presencia en las palabras tomadas como abono paralizante. Y en todos y
cada uno de los nuestros la impotencia tenía el nombre de la monopolización de
la comunicación. Es decir, cualquier reclamo, por justo que nos parezca y que
vayamos a llevar a la acción, es carne de cañón para ser manipulado por los
medios de comunicación de manera que llegue desvirtuado a la otra orilla del
río y nos sea devuelto con doble metralla por elevación.
Hace un tiempo empecé a plantear en este muro que
hay una acción que se me aparece como posible ya que en mi opinión no fertiliza
la tierra de la orilla de enfrente. Creo que es un reclamo que de algún modo
salta la grieta, que abona tal vez a que haya un camalote en ese río que nos
separa. Los camalotes suelen juntarse a formar islas, dicen en el litoral que a
veces tienen una firmeza tal que son capaces de sostener hasta el peso de una
vaca, justo una vaca, metáfora física del campo si me permiten. El reclamo al
que me refiero es el de la restitución de la ley de medios, es la derogación
del DNU del gobierno de Macri que la desmanteló y que este gobierno dejó ser, y
que por tal motivo, la que se hace llamar la herramienta más poderosa de producción
de subjetividad, quedó en manos de los monopolios. Razón por la cual todos y
cada uno de nuestros pensadores, comunicadores, sociólogos, referentes,
filósofos, psicólogos y afines responsabilizan a los medios de todo cuanto nos
aqueja, y se encuentra primero en la lista el intento de magnicidio pero, (una
vez más lo dejo como pregunta y ojalá alguien pueda responderme) ¿ninguno hace
el reclamo cuando sin la democratización de las comunicaciones todo intento de
visibilización de cualquier demanda queda expuesto a ser vulnerado y manipulado?
A las agrupaciones políticas en general les parece utópico el salto de la
grieta. Si me dan permiso, creo que se puede pensar fuera de ella, entiendo que
aunque la grieta habla de dos modelos muy diferentes, de hecho antagónicos de
imaginar un país o el mundo, quiero pensar, necesito creer, me obligo a
encontrar, pequeños intersticios en los que habría un átomo de consenso, no
creo que sea otro el lugar para la acción y el crecimiento, sería ese pequeño
camalote que aunque no se transforme en una firme isla, quizá nos diera alguna
flor. No soy tan ilusa de creer que de pronto los liberales van a agarrar la
bandera de la democratización de la ley de medios, pero no sería un reclamo que
agrande la grieta ni que le otorgue poder a la oposición, sino que los
interpelaría. Es un reclamo que abona a la democracia, a ninguna otra cosa. A
veces da miedo hacer coincidir veredas, son paralelas, no se puede, uno se
niega, se acostumbra, me gusta pensar que son los pasos humanos los que las
unen, o mejor sus voces.
Si estoy leyendo bien a todos y si los estoy
escuchando bien, pareciera que estamos frente a la madre de todas las
desgracias. ¿Nos animamos (de este lado de la grieta) a tener medios de
comunicación democráticos? ¿O tenemos miedo y es la razón por la que nadie
abona al reclamo mientras se despotrica sin pausa contra esa realidad? ¿O acaso
nos vamos a quedar sin el argumento por antonomasia que justifica todas las calamidades
que nos afligen, y que nos permite el goce de la queja? Una vez vuelta a
aplicar la ley, que es bella por donde se la mire (por favor léanla los de acá
y los de allá), ley, la nuestra, que fronteras afuera es considerada la más
democrática del mundo y que nos llevó años de lucha aplicar como para haber
permitido que un DNU la desplume sin más, habrá que encontrarse con ese mundo
diferente que proclama desde sus artículos y que además, la tarea luego será
que se cumplan. Ese mundo que pregona, es un mundo que deseo. ¿Ustedes no?
#nosmueveeldeseo y ya que estamos #niunamenos
Octubre 2022
Estoy del lado de no mostrar disenso también pienso que tenemos que reclamar DNU que restablezca Ley de medios. Seguir permitiendo que los medios distorsionen y mientan es demasiado.
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